IKIGAI
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IKIGAI

Cual es tu “Ikigai”?Para que vives?

En una minúscula aldea japonesa una mujer se debatía entre la vida y la muerte. De pronto tuvo la sensación de ser separada de su cuerpo y subida al cielo, donde creyo escuchar la voz de sus antepasados.

- Quien eres ?- dijo una voz

- Soy la mujer del tendero- replico ella

- Yo no te pregunte de quien eres mujer sino quien eres tu

- Soy la mama de tres hijos- dijo

- No te pedí que me contestes cuántos hijos tienes sino quien eres.

- Soy una maestra del colegio.

- No quiero saber tu profesión sino quien eres

La mujer no parecía dar una contestación adecuada a la pregunta hasta que dijo:

- Soy quien despierta cada día para cuidar y amar a mi familia y ayudar a que se desarrollen las mentes de mis niños en la escuela.

Con esa respuesta aprobó el examen al que fue sometida y fue enviada de vuelta a nuestro mundo . A la mañana siguiente se despertó sintiendo un profundo sentido de significado y propósito , había descubierto su Ikigai.

En un trabajo de investigación sobre el ikigai, Akihiro Hasegawa, psicólogo clínico y profesor de la Universidad de Toyo Ewia, incluyó el término como parte del lenguaje cotidiano japonés.

Se compone de dos palabras: iki, que significa vida, y gai, que describe valor o mérito y existen asimismo otras palabras en cuya composición que podemos encontrar el termino kai: yarigai o hatarakigai, que significan el valor de hacer y el valor de trabajar. Así al ikigai se le puede ver como un concepto amplio que incorpora esos valores en la vida.


Felicidad pero diferente


Existen muchos libros escritos sobre el Ikigai. Mieko Kamiya, autora de uno de los principales de, nos refiere : “Ikigai puede interpretarse como "felicidad", pero tiene una sutil diferencia de matices. Ikigai es lo que te permite desear que llegue el futuro, incluso si tu presente no fuera tan bueno.

En ese sentido, Hasegawa apunta a los inconvenientes siempre presentes en la traducción y asi traducido como "el propósito de la vida", ikigai suena muy grandioso, cuando en realidad se acerca más a lo que significa la vida cotidiana. En su investigación, Hasegawa descubrió que la gente japonesa cree que la suma de las pequeñas alegrías cotidianas resulta en una vida más plena, en conjunto.


Clave de longevidad

Sabemos, porque lo ha refrendado la OMS, que Japón es el país en el que la gente vive más años (83,7 de media, entre hombres y mujeres). En general, la longevidad nipona se ha relacionado con la dieta, como prueban algunos estudios. Ahora bien, parece que los japoneses no solo son campeones en el arte de vivir mucho tiempo, sino también maestros en tener ganas de vivir. Es lo que esconde el concepto denominado ikigai, que estamos investigando hoy que podría traducirse como “razón de ser”.

Autor de "El secreto de las zonas azules: come y vive como la gente más saludable del planeta", Dan Buttner, considera que el concepto de ikigai contribuye con esa longevidad. Una de las zonas azules que este autor investigo es Okinawa, una remota isla japonesa con un notable número de personas que superan los cien años. Probablemente la dieta de sus habitantes tenga mucho que ver con eso, pero Buttner cree que otras cosas influyen.,


"A la gente mayor se la celebra. Se sienten obligados a pasar su sabiduría a las generaciones más jóvenes", dice. Eso les da un propósito en la vida, más allá de sí mismos, sirviendo a sus comunidades."


“El objetivo es identificar aquello en lo que eres bueno, que te da placer realizarlo y que, además, sabes que aporta algo al mundo. Cuando lo llevas a cabo, tienes más autoestima, porque sientes que tu presencia en el mundo está justificada. La felicidad sería la consecuencia”,

Los psicólogos explican así por qué el hecho de identificar nuestro papel en la vida —en vez de andar sin rumbo o saltando de una actividad equivocada a otra— puede ayudarnos a sentirnos mejor con nosotros mismos: Si somos capaces de encontrar nuestro rol, todo será más fácil y placentero. Fácil, porque ejercitaremos nuestras capacidades más afinadas; placentero, porque nos divertiremos haciéndolo”, señala José Elías Fernández, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y director del Centro Joselias (Madrid).

Pero ¿todos tenemos un ikigai? Hay personas que sienten que no poseen habilidades especiales ni objetivos que cumplir. “Eso es una creencia equivocada”, dice. Hasegawa “Por eso es importante mirar atrás y tratar de recordar qué cosas hacías bien cuando eras niño. Todos los niños tienen un don natural: unos para el dibujo, otros para la música, el baile, el deporte… Lo que ocurre es que estos talentos, cuando llega la edad adulta, se tapan y es cuando uno se pregunta: ‘¿Qué he hecho con mi vida?”.

Buttner sugiere hacer tres listas: tus valores, las cosas que te gusta hacer y las cosas para las que eres bueno. La intersección de las tres es tu ikigai.

Pero solo conocerlo no es suficiente.

En términos simples, necesitas una salida. Ikigai es "propósito en acción", indica.

Para algunas personas puede ser el trabajo en sí mismo.

En una cultura donde el valor del equipo reemplaza al individual, los trabajadores japoneses se sienten motivados por ser útiles a los demás, recibir agradecimientos y ser estimados por los colegas La jefa de la firma de reclutamiento ejecutivo Global Search, Yuko Takato, pasa sus días con personas altamente calificadas que consideran su trabajo como su ikigai. Según ella, todas tienen algo en común: están motivadas y toman acciones rápidamente.

Pensar en pequeño


Sin embargo, eso no quiere decir que trabajar duro y más horas sean principios claves de la filosofía ikigai. En su lugar, ikigai es sobre sentir que tu trabajo hace una diferencia en la vida de la gente. "hacer un trabajo que tenga impacto sobre el bienestar de otros" y "ver o conocer a la gente afectada por su trabajo".Eso se aplica a la vida en general, utilizando gestos pequeños.

Así, en vez de imponerte metas inalcanzables tal vez como luchar contra el hambre en el mundo, se puede comenzar ayudando, por ejemplo, a un comedor comunitario o transmitiendo esperanza a través de apoyo escolar a aquellos ávidos de saber

Técnicamente para los japoneses la traducción de ikigai implica la suma y unión de 4 dimensiones fundamentales en la vida: pasión vocación, misión y profesión. En otras palabras la mezcla de eso que se ama, aquello en lo que se es bueno, lo que el mundo necesita y en lo que te ganas la vida diariamente. En general no todo el mundo tiene en claro su ikigai. Se trata de ir conectando puntos en la vida y sentir el presente y el futuro dejando volar la intuición.


Desde nuestra tradición occidental el famoso “Conócete a ti mismo”socrático puede guiar nuestras elecciones. Llegar a encontrar ese sentido en la vida no siempre es fácil. Algunos nacen con la bendición de la vocación: el artista plástico, el músico, el medico, el religioso.

Sin embargo, Para el resto de nosotros, meros mortales, la búsqueda puede ser larga e intrincada. El Ikigai esta escondido en nuestro interior y requiere de una paciente exploración para llegar hasta lo mas profundo de nuestro ser y rescatarlo.

Sócrates centra su atención y su vida entera a develar la gran pregunta: “Cual es la naturaleza y la realidad del hombre? Cuál es su esencia Y proponiendo una profunda introspección, que a su vez manifiesta en ese juego de preguntas y respuestas que es la mayéutica llega a una respuesta inequívoca: el hombre es su alma. Su alma es precisamente aquello que lo distingue de manera específica de cualquier otra cosa: la manifestación más significativa de la excelencia de la psyche reside en el “autodominio”, esto es nuestro propio dominio durante los estados de placer, de dolor o de cansancio, de luchar contra la presión de nuestras propias pasiones e impulsos.

Y ya mas próximos a nuestra realidad, Jesús camino y verdad para muchos de nosotros, hombre sabio para otros desde la parábola de los talentos nos insta también a desenterrar nuestros talentos , sembrarlos , cultivarlos y compartirlos con el mundo. A eso hemos venido. Justamente el error del tercer siervo, a quien vemos ser condenado por su señor sin haber cometido ninguna falta en apariencia, su incorrección consiste en no haber hecho “nada”.Al entregar sus tesoros el Señor sigilosamente estaba poniendo a prueba la capacidad de trabajo y perseverancia de cada uno de sus servidores. El mensaje de Jesús es claro: no a una vida estéril, no a la obsesión por la seguridad, no a la fe enterrada bajo el conformismo y sofocada por ritos. Si a la creatividad, si a la perseverancia del esfuerzo cotidiano de sembrar sin ver, de luchar por avanzar elucidar las contradicciones, a sabiendas que chocaremos con el misterio, pero siendo conscientes también que algo mas habremos aportado, si al esfuerzo arriesgado y audaz por transformar al mundo, y si a la capacidad de transmitir luz y esperanza a los hombres y mujeres que confundidos en el materialismo y escepticismo caminan en la aridez del desierto

Me gustaría destacar que en este camino del ´propio conocimiento es fundamental hacer pie en las coordenadas de tiempo y espacio que nos toca transitar. Nuestra voz interior surgirá desde el contexto que nos viera nacer mas colorido o mas desteñido, mas alegre o mas sufrido desde donde nos nutrieron y nos formaron , en nuestras tradiciones y en nuestro terruño, atravesados por el horizonte del tiempo en el que caminamos.

Acceder a nuestro propio Ikigai no implicará partir desde un lugar exótico y original, abrazar una "nueva filosofía” sino que buceando en nuestra interioridad, partiendo de lo que hemos recibido, asomándonos al abismo de nuestra alma y de nuestras interrogaciones, rescatar sueños e ideales adolescentes, que fuimos deshojando en el camino de la vida. Accediendo así al hombre nuevo, poder darles nuevamente la bienvenenida, nutrirlos y cuidarlos pero sobretodo confiando esta vez con mucha fe, profundamente en ellos. Los invito entonces a que por unos segundos, hagan un momento de introspección y adentrándose en su alma con profunda silenciosa, pasión y fe se pregunten, Cual es mi misión en este mundo, cual será mi ikigai?







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